viernes, 6 de junio de 2008

"La realidad tiene limites; la estupidez no." (Napoleón Bonaparte)


Si hay algo que me subleva, a estas alturas del Siglo XXI, y en estas coordenadas de la Unión Europea, es la estupidez de algunos naZionalistas que, por vía de las subvenciones públicas, se dedican al panzismo y a excomulgar por lo civil a cualquier ciudadano o ciudadana, nacional o extranjero (o extranjera), que se atreva a expresar una opinión discrepante de la que imponen aquellos sujetos.

Viene esto a cuento del follón provinciano que se ha organizado en Baleares por un Editorial que, el Presidente de Air Berlín, Her Joachim Hunold, ha publicado en la revista de su Compañía aérea. Sostiene, en síntesis, Her Hunold, que “Hoy el castellano ya no es una lengua oficial. Hay pueblos en Mallorca en los que los niños ya no hablan español. En sus escuelas el castellano es una lengua extranjera más”.

Her Hunold responde así a la carta que la directora general de Política Lingüística del Gobierno Balear, Margarita Tous, ha enviado a todas las compañías aéreas que operan en el archipiélago pidiendo que atiendan a sus pasajeros también en catalán.

El presidente de la aerolínea alemana se pregunta en la editorial de la revista Air Berlín Magazine si “¿Les tengo que dar cursos de catalán por decreto a mis empleados? Y los que vuelan a Galicia o el País Vasco, ¿querrán que nos dirijamos en gallego o en vasco? “

El presidente de la aerolínea alemana afirma igualmente que “la partición de España en nacionalismos es un retorno a los miniestados medievales” y hace hincapié en que Mallorca se ha beneficiado de fondos europeos que no hubiera conseguido jamás siendo un estado catalán en solitario.

Como pueden comprender, ante esas declaraciones, los naZionalistas, como Don Juan Puig (el de la foto en Meyba), o sus acólitos de la Obra Cultural Balear, han saltado como panteras cuatribarradas, pidiendo poco menos que la expulsión del mundo de los vivos de Her Hunold, y la de su Compañía aérea del ámbito económico Catalano-Balear.

Semejante respuesta cateta, olvida consciente o inconscientemente cuatro puntos de obligado conocimiento, que me permito enumerar para poner de relieve el carácter palurdo de estos naZionalistas de vía estrecha. A saber:

Primero: Olvidan estos sujetos que España (en su conjunto) se ha incorporado plenamente al Espacio Económico Europeo que, en su Tratado Constituyente, IMPONE la LIBRE CIRCULACIÓN de personas, bienes y capitales; de modo que, como cualquiera mínimamente documentado ya sabe, están proscritas, y castigadas con fuertes sanciones económicas, las conductas que, como las propuestas por nuestros paletos naZionalistas, impidan o restrinjan esa libre circulación.

Segundo: Olvidan igualmente esas mentes obtusas y decimonónicas que, desde que se aprobó la Constitución Española, está vigente y garantizada la libertad de expresión, que es, precisamente, el derecho fundamental que ampara tanto a Her Hunold como a los catetos para que, el uno y los otros, se expresen libremente.

Tercero: Por si lo anterior no fuera suficiente, sólo los más ignaros de entre los ignaros desconocen que, gracias a la libertad que amparan tanto el Tratado de la Unión Europea como la Constitución Española, cada uno (incluidos los catetos) es muy libre de viajar en la compañía aérea que más le guste, o que sea más acorde con sus ideas o con su falta de ellas. Es más, incluso los catetos estan legitimados para crear una compañía aérea en la que sólo se hablen lenguas tremendamente minoritarias. Recíprocamente, cada empresario no-cateto es muy libre, dentro de la legalidad vigente, de dirigir su empresa como le pete. Y, más aún, si hablamos de un empresario internacional.

Cuarto: Mal que les pese a estos nuevos Torquemadas filológicos, y aunque sea una obviedad, conviene recordar y poner de relieve que el español es una de las lenguas reconocidas por la Unión Europea. El catalán y el mallorquín, no.

La imposición lingüística del idioma de la región –o de una comunidad autónoma vecina– no se ha empleado tanto para preservar unas lenguas en vías de extinción como para crear barreras artificiales entre españoles. Dado que ni la historia ni la raza ni ninguna de las habituales razones que se suelen aportar para justificar la secesión pueden aplicarse a ninguna región española, los naZionalistas se han aplicado con mimo en el uso del idioma no como herramienta de comunicación sino como "hecho diferencial", que sirva para separar y no para unir.

Lo más triste del asunto es que, después del bochorno del Chiki-Chiki, y con el tremendo ridículo internacional que supone para España, ha tenido que ser un alemán (con grandes intereses económicos en Baleares, para más INRI) quien se ha tomado la molestia de poner de relieve este nuevo episodio de catetismo.

Y, para que los paletos entiendan lo que supone censurar las opiniones ajenas, por primera vez suprimiré la opción de hacer comentarios a esta entrada, a ver si, probando su propia medicina, se abren algunas mentes cerriles.

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