sábado, 23 de julio de 2011

El problema no es la corbata, Pepe.

Uno de los principales problemas que arrastra la joven democracia española es el de la absoluta confusión de los tres poderes constitucionales: legislativo, ejecutivo y judicial.

Y lo peor de todo es que, con el paso de los años, los socialistas han empeorado la situación; y se ha cumplido con la profecía que hizo Alfonso Guerra: a la España constitucional de los años 70, ya no la conoce ni la madre que la parió.

Algunos pueden pensar ingenuamente que el empeño por laminar la separación de poderes sólo es una “pedrada mental” del optimista patológico que habita en el Complejo de La Moncloa. Pero no. No hay que engañarse. El socialismo español (en sus formulaciones teóricas y prácticas) es absolutamente incompatible con la separación de poderes; y, por ello mismo, con cualquier sistema democrático excepto el de inspiración soviética o bananera.

De hecho, el último episodio protagonizado por el Ministro Sebastián y la Reina Madre (digo, Pepe Bono) a propósito de un quítame allá esa corbata, no es más que un nuevo capítulo de esa falta de la necesaria separación de poderes. Mucho se ha comentado el asunto y se le ha tildado de disparate, de banalidad o, incluso, de ridiculez. Y ahí está el fallo.

En los países civilizados y con siglos de parlamentarismo democrático a las espaldas, en el Parlamento manda su Presidente, y se hace los que ordena el Reglamento. Salvo en el español. En las Cortes manda el Presidente del Gobierno y sus Ministros hacen impunemente lo que les da la gana.

El día en que la Reina Madre (digo, Pepe Bono) le retire la palabra a un Ministro de ZP por no contestar a una pregunta de un diputado del PP, podrá luego decirle a Sebastián que se ponga la corbata o que abandone el hemiciclo. Pero, mientras siga permitiendo que las sesiones de control al gobierno sean un diálogo de besugos, su “auctoritas” será la misma que la de una señal de prohibido aparcar… colocada en medio del Sahara.

Y el ministro Sebastián (o el que esté de turno) se fumara un puro, y se ciscará impunemente en el Reglamento de las Cortes. Con un par...