sábado, 10 de mayo de 2008

Los problemas de la Justicia en España




Al hilo de los recientes y desgraciados acontecimientos que han salpicado a la Justicia por su mal funcionamiento; y por mucho que se empeñen los Sindicatos y el Ministerio de Justicia en reforzar las horas dedicadas a tramitar asuntos, el proverbial atasco de los Juzgados no lo van a resolver nunca. Al menos, mientras no se resuelvan unos cuantos problemas más.

El primero de ellos, es el eterno desfase existente entre el volumen de asuntos que se tramitan al año y el número de Juzgados que han de tramitarlos. Siempre crece a ritmo mucho más rápido el número de asuntos, mientras que nunca aumenta en la misma proporción el número de Juzgados. Eso es así desde que tengo uso de razón (y ya voy a por los 50).

El segundo problema está en la ridícula dotación presupuestaria del Ministerio de Justicia que, desde siempre, es la "hermana pobre" de la Administración Pública. El día en que Justicia tenga los mismos medios humanos, técnicos y presupuestarios que la Inspección de Hacienda, tendremos una Justicia moderna. Mientras tanto, nos tendremos que conformar, en pleno siglo XXI, con una Justicia decimonónica.

El tercer problema reside en el desfase tecnológico que sufren los Juzgados, comparados, por ejemplo, con la Banca Privada o con la Hacienda Pública. Por no tener, los Juzgados españoles no tienen ni una dirección de correo electrónico que esté disponible, no ya al público en general, sino para abogados, fiscales o procuradores. Y, no hablemos de la posibilidad de consultar el estado de los expedientes a través de Internet.

El cuarto problema nos lo encontramos en la dispersión de Organismos (evidentemente incompetentes) que "meten sus sucias manos" en este pastel: Ministerio de Justicia, Comunidades Autónomas con esa competencia transferida y Consejo General del Poder Judicial. Al final, los unos por los otros y la casa sin barrer. Por ejemplo: llevamos más de tres años esperando a que entre en funcionamiento un programa que permita incorporar a los ordenadores de los Juzgados los documentos electrónicos que aportemos los abogados fiscales o procuradores por vía electrónica. Pues bien, a estas alturas de Internet, hoy es el día en que seguimos esperando a que el Ministerio, las CCAA que tienen transferidas las competencias de Justicia y el CGPJ se pongan de acuerdo en cómo debe ser ese programa. Que yo sepa, el programa sólo está funcionando, en fase de pruebas y no en todos los Juzgados, en León, patria chica de ZP, y en Zaragoza, de donde es, curiosamente, el Presidente del Consejo General de la Abogacía Española, Sr. Carnicer. Al paso que vamos, eso llegará al resto de España, Dios mediante, en el próximo siglo.

El quinto problema es de recursos humanos, y paradójicamente, la culpa la tienen los Jueces, los Secretarios Judiciales y el resto de personal adscrito a las Oficinas Judiciales. Me explico. Desde siempre, es el personal de los Juzgados el que absorbe el aumento de la litigiosidad mediante el aumento de horas de trabajo, ya sea en casa o en el juzgado (y hablo con conocimiento directo de tema). Han aceptado trabajar a base de incentivos por productividad y, con ello, hemos conseguido tener muchas sentencias, sí, pero muchas de ellas redactadas con excesiva prisa y muchas más pendientes de ejecutar, cuando lo ideal es tener buenas sentencias, aunque sean pocas, pero ni una más; y que sean el Ministerio, las CC.AA. y el CGPJ los se pongan las pilas para que haya, cada año, más Juzgados y mejor dotados, en función del aumento de la litigiosidad.

Hasta que no se solucionen todos esos problemas, y alguno otro que no cito para no aburrir, la Justicia en España irá como puta por rastrojo, dando tumbos al socaire de los vientos que soplen el Ministerio, en las CC.AA. y en el CGPJ.

Todo lo demás serán vanos intentos de cambiar la mierda de sitio, en lugar de limpiar la porquería.

Y, como decimos los sufridos letrados, este es mi parecer, que someto a cualquier otro mejor fundado.

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